Hace sólo unos días, y como cada
año desde 1965, hemos visto publicado el informe más esperado del año para los
amantes de las finanzas de todo el mundo. Se trata de la carta anual de Warren
Buffett a los inversores. Una nueva edición cargada de sentido común en la que
llama la atención que se cita la palabra valor el doble de veces que la palabra
precio. La siguiente cita, traducida directamente del documento original, nos
permite profundizar en la relación entre estos dos términos: “Un negocio con
características fantásticas puede resultar en una mala inversión si se compra a
un precio excesivamente alto”.
Las “características
fantásticas”, como sinónimo de calidad, a las que Buffett hace referencia, es
lo que identificamos como el valor cuando estudiamos la contratación de un
producto financiero. Si el precio que asigna el mercado es superior a su valor
real o si contratamos un buen producto a cambio de pagar un excesivo peaje en
comisiones, rotaciones de cartera innecesarias o reembolsos inoportunos, será
un mal negocio. Y por supuesto, mejor ni hablamos si además el producto que nos
quieren colocar es demasiado complejo, con lo que no podremos valorarlo
adecuadamente, o no se ajusta a nuestras necesidades.
Para evitar esto, no hay atajos
mágicos. Basta con prestar atención a la consistencia en el tiempo, la
coherencia de la estrategia y a la transparencia, como el mejor procedimiento
para dar en la diana. Así como se hace imprescindible que conozcamos lo que
significa realmente el riesgo. Porque el principal riesgo de un activo, como
repite una y otra vez Charlie Munger, no es la volatilidad sino el hecho de que
se deterioren los fundamentales del mismo. O sea que volvemos a lo del
principio, saber valorar como fase previa a entender el precio de las cosas.
Valorar la gente que se merece nuestra confianza, el asesor que gana cuando tú
ganas y a nosotros mismos para estar cómodos con las inversiones que hacemos en
la vida.
En esta misma línea encontramos
el trabajo que recientemente han presentado los profesores del IESE Pablo
Fernández y Alberto Ortiz, que lleva por título 'Rentabilidad de los Fondos de
Inversión en España, 2000-2015'. El resumen del cual es que sólo 18 fondos de
los 632 estudiados tuvieron una rentabilidad superior a la de los bonos del
estado a 15 años y únicamente 27 tuvieron una rentabilidad superior a la del
IBEX 35. Y esto se explica, de acuerdo con los autores, por dos razones
fundamentalmente: mala gestión y comisiones excesivas.
Con estos datos, llegamos a la
conclusión que para que ganen los que lo hacen bien, grandes o pequeños, hace
falta aumentar la cultura financiera a todos los niveles para que entendamos
mejor y para que nos entiendan mejor. Una cultura financiera como la que se da
cada año cita en Forinvest que posibilite nuevos procesos, nuevos productos y
servicios que se adecuen realmente a las necesidades del cliente. Y que se ve
reforzada con iniciativas como el Foro de Asesoramiento Patrimonial, impulsado
por la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, para aprovechar los
grandes retos que se nos presentan con MiFiD II o el big data. Algo tan
complejo a veces, y tan sencillo, como tener más cultura financiera para que
todas las partes puedan defender mejor sus intereses.